viernes, mayo 29, 2015

Tiempo cotidiano VIII


La lluvia se para a ratos. De inmediato un silencio, que cala hondo, junto con el frío. 

Parece eterno. Parece calmo.
Enciendo un cigarro y cuando lo hago, sirenas suena a lo lejos y recién entiendo que no estoy solo. Camino, pensado en lo hermoso que es todo, con lluvia, se limpio y ahora se ve, aunque no ver, también lo encuentro hermoso. Neblina y smog. Todo difuso y errático, pero es la esencia. Así fue siempre.
La calle, brilla y se mancha con los colores que hay en su alrededor, creando mares de colores. 
Deja de hacer tanto frío y respiro. Me detengo en una banca, de una plaza olvidada. Se vienen miles de fragmentos de mi vida pasada y no se como sentirme, respecto a todo eso, mientras sigo caminando hacia el estadio.
Divago cosas en voz alta, fragmentos de canciones recito y termino por improvisar canciones de mis andanzas cotidianas, siempre llevado al extremo. La canción contaba como moría arriba en la cordillera. Intentando cruzarla, para trasquilar, mis ovejas. Moría solo triste y abandonado. Cagao y vomitado. Todo esto por ser avaro. Cantado por un coro de niños. Medio gospel, medio niños católico europeo. Respecto a mi ultima referencia, mil disculpas por mi ignorancia, pero creo que se entiende.
Marivueltas, son un clásico